Al enterarse de la muerte de su abuelo minero, Pancho viaja con su familia al pueblo de “La Prosperidad”, donde se reencuentra con sus parientes y se desata el caos por la herencia.

¡Que viva México! ha sido descrita como “una metáfora de todo un país” que arroja interrogantes en torno a los valores, las aspiraciones y la cultura de los mexicanos. Por otro lado, el corazón de la película promete estar en la familia: ese “pequeño infierno personal al que todos pertenecemos”.

Su primer avance anticipa el choque entre dos mundos, o mejor dicho, dos niveles socioeconómicos completamente dispares: una familia adinerada (“fifís y conservadores”, diría uno de los personajes) que termina en un pueblito de lo más tradicional y pintoresco. De la película, se percibe su pertenencia al clásico subgénero cómico de pez fuera del agua. Pero claro, tratándose del mismo director de La dictadura perfecta, cabe esperar una buena dosis de comentario social, violencia y humor negro. En un comunicado oficial, Netflix la cataloga como “una épica y divertida sátira política”.