Los orígenes del bellísimo Palacio Nacional se remontan a tiempos prehispánicos, ya que se sabe que justo donde ahora está la construcción.
Estaba el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin, un recinto que desgraciadamente ha sido acabado a lo largo de la Conquista de Tenochtitlán, y que en su sitio se construyó un enorme palacio para que fungiera como residencia de Hernán Cortés
Después en 1562, la preciosa creación ha sido vendida a la Corona, por su hijo Martín Cortés. Esto se logró con el objetivo de disponer de novedosas instalaciones para la gestión del Virreinato de la Nueva España. El primer virrey en habitarlo ha sido Luis de Velasco y el último ha sido Juan O´Donojú quien alcanzó la Nueva España una vez que Agustín de Iturbide acababa de consolidar la Independencia de México en 1821
Justo en dicho año, el palacio ha sido entregado a Iturbide, quien encabezó el primer Imperio Mexicano; razón por la que el célebre recinto empieza a ser denominado Palacio Imperial
Luego, en 1824 cae Iturbide y se firma la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. En la que se decreta que todos los sitios que tuvieran la denominación de “imperial” fueran sustituidos por “nacional” y de esta forma es como el Palacio adopta el nombre con el que se le conoce en la actualidad
Tras 40 años de peleas, el recinto se nombró como sede del poder del Segundo Imperio Mexicano dirigido por Maximiliano de Habsburgo. Y a su caída, el palacio se ha convertido en residencia del entonces mandatario Benito Juárez, quien murió en este sitio víctima de una angina de pecho en 1872. A lo largo de décadas, este sitio ha sido hogar de muchísimos personajes históricos como Santa Anna y Guadalupe Victoria; y se plantea que el último en habitarla ha sido Porfirio Díaz.