La situación de Muñeca Rusa de Netflix segunda temporada, arribó hace unas semanas, serie que concentra las esencias de esos primeros títulos
Netflix anda aquellas semanas atrapada en su especial bajón a los abismos, a cuenta de la caída de suscriptores y su siguiente desplome en Bolsa
Todo parece habérsele puesto cuesta debajo. La plataforma anda enredada en busca del abonado perdido y a la espera de repetir el pelotazo del juego del calamar, a medida que continúa con su ritmo de estrenos en el cual parece estar despreciando otros títulos de la vivienda etiquetados como menores. Aunque lo diminuto además suma
Es la situación de Muñeca Rusa, cuya segunda temporada arribó hace unas semanas. Su desembarco en el catálogo no vino acompañado de la usual fanfarria mediática a la que nos tiene acostumbrados. Puede que no sea un título en especial dirigido a públicos de masas, empero no puede negarse que es una serie que concentra las esencias de esos primeros títulos de Netflix y que la auparon hacia donde está: la cara de una de las primeras estrellas de la vivienda y la nostalgia ochentera.
Así como directora y guionista de diversos de sus episodios. Ella interpretaba a uno de los personajes más divertidos de Orange is the new black, que ha sido una de las primeras series de la plataforma. Ha sido justamente este triunfo quien permitió ofrecer el salto al otro de la cámara y comenzar a contar sus propias historias, acompañada de Leslye Headland y de Amy Poehler, las demás creadoras de Muñeca rusa.
A cada entrega, a Nadia le toca pasar por el desagradable trago de encontrar frente al espejo del baño que ha vuelto a meterse en cualquier que otro desequilibrio cósmico gracias a antiguos traumas no resueltos. Su rizada melena roja, su cigarrillo en los labios, sus gafas de sol y sus barrocas chaquetas de color negro, acompañadas de sus comentarios sarcásticos hacia las situaciones más delirantes que se le pongan por delante, se han convertido en el sello de identidad de la serie de Netflix.