Puede que las cintas y las series más comerciales suelan ser constantemente dramática y audiovisualmente sencillas; decentes de esa manera y sea como sea si hay conexiones sinápticas funcionales implicadas en su preparación.
Sin embargo aquello no desea mencionar que esta digna llaneza no logre entrañar suficientes recursos narrativos como para merecer explicaciones de los periodistas culturales; o inclusive crear debates entretenidos entre los cinéfilos. El Cosmos Cinematográfico de Marvel es de esta forma y, por lo cual, la miniserie Ojo de Halcón.
2 curiosas flechas con las que Clint Barton (Jeremy Renner) y Kate Bishop (Hailee Steinfeld) iban pertrechados en los episodios “Echoes” (1×03) y “So This Is Christmas?” (1×06) han traído a colación la vigencia de los Convenios de Sokovia. Con una, transforman una saeta habitual en grande y destrozan la parte trasera de un coche para impedir que continúe avanzando; con la otra, la furgoneta de la Mafia del Chándal en un transporte de juguete, y a sus ocupantes, en personas diminutas; y un búho se las lleva volando luego, quizá para hincarles el pico.
Estos convenios provocaron en enorme medida el combate importante de los Vengadores en Capitán América: Civil War (Joe y Anthony Russo, 2016). A lo extenso de la sucesión segunda del largo, los superhéroes impiden que el ataque terrorista a la Sede del Instituto de Patologías Infecciosas en la urbe nigeriana de Lagos, que aspira perpetrar Brock Rumlow o Crossbones (Frank Grillo), tenga triunfo.