Britney y Asghari, de 27 años y de origen iraní, se conocieron en el año 2016 durante el rodaje del videoclip de la ex chica Disney Slumber Party. Desde entonces, él se ha convertido en un gran apoyo para la intérprete que ha luchado en los tribunales para recuperar su independencia personal y económica, después de trece años de tutela legal. En el complicado proceso, que estaría a punto de finalizar si el juez acepta la petición que presentó hace solo unos días su padre Jamie, Sam ha sido un pilar fundamental. Este verano ella se lo agradecía (como ha hecho en muchas ocasiones) con un tierno mensaje en el que reconocía que había sido muy importante en “los años más difíciles de su vida” y que además es “un gran cocinero”.
Ella misma lo confesó durante la primera declaración ante el juez que lleva el caso de su tutela, un durísimo testimonio en el que se confesó atrapada y explicó que, aunque quería casarse y tener más hijos, no se lo permitían. El giro que ha dado el caso en las últimas semanas parece haberla llevado a dar un paso adelante en su relación, pues quizá ve más cerca que nunca su libertad. Jamie Spears presentó una petición el 7 de septiembre a la jueza de Los Ángeles Brenda Penny para dejar de ser su tutor y que decida si debe recuperar el control de su vida o no. «Si la señorita Spears quiere finalizar la tutela y considera que puede hacerse cargo de su vida, el señor Spears cree que debería tener una oportunidad» señala en los documentos.
Esta será la tercera boda de Britney Spears. A principios de 2004 se casó con un amigo de la infancia en Las Vegas, Jason Alexander, unión que fue anulada a las 55 horas. Ese mismo año, en septiembre, volvió a contraer matrimonio con el bailarín Kevin Federline, padre de sus dos hijos Sean, de 15 años, y Jayden, de 14, del que se separó en 2007. Con él comparte actualmente la custodia de los dos adolescentes.