Cero estocadas en el Ruedo del Miguel Alemán Valdez en el empate entre la Jaiba Brava y Toros de Celaya en la Jornada 10 de la Liga Expansión.
La Jaiba Brava saltó al ruedo del Estadio Miguel Alemán Valdés, luciendo su traje orinegro de luces, lista para enfrentarse a los Toros de Celaya en punto de las siete de la noche.
Desde los primeros minutos, el conjunto jaibo salió a presionar con fuerza la salida del rival, incomodando a los Toros y forzando errores en el control del balón. El estratega Gastón Obledo presentó un cuadro ofensivo que buscaba dominar el ruedo, llevando el balón con intención a las áreas de peligro.
Por su parte, los astados de Celaya intentaban contragolpear rápidamente cada vez que recuperaban la posesión, pero la defensa celeste de la Jaiba Brava contenía los embates con solidez.
Durante el primer tiempo, aunque los jaibos brindaron algunos chispazos ofensivos, no lograron concretar. A pesar de su superioridad, se fueron al descanso sin poder marcar.
Para la segunda mitad, Don Gastón Obledo ajustó su planteamiento, disminuyendo la presión que había sido clave en el primer tiempo.
Sacó del ruedo a Néstor Corona y Carlos Gutiérrez, dando entrada a Santiago Ramos y Omar Vidaña. Sin embargo, la intensidad del juego disminuyó. Al minuto 84, Edu Pérez tuvo la oportunidad de romper la sequía de goles para la Jaiba Brava, pero su disparo fue flojo, permitiendo que la defensa de los Toros despejara el balón sobre la línea de gol.
Con el tiempo de compensación otorgado, Don Gastón realizó otro cambio, ingresando a Alan Ramos por Juan Angulo. Pero en el minuto 93, la situación se tornó complicada para los celestes, cuando el zaguero número 4, de 22 años y oriundo de Abasolo, Guanajuato, fue pintado de rojo tras una dura entrada. Expulsado del juego, dejó a la Jaiba Brava aguantando las últimas embestidas de los Toros.
Finalmente, el árbitro decretó el final del encuentro, sellando el quinto empate consecutivo para la Jaiba Brava, que sigue en sequía de goles. A pesar de los esfuerzos, el balón no quiso entrar, y pareciera que ya solo falta que el propio Don Gastón Obledo se calce los botines para romper el maleficio.