El abridor japonés Yoshinobu Yamamoto, no ha lucido el nivel deseado con la casaca angelina de los Dodgers en la pretemporada.
El día que Yoshinobu Yamamoto llegó a un acuerdo con los Dodgers de Los Ángeles fue de gran alegría para los miembros de la franquicia azul y para los aficionados de la misma, pues consiguieron añadir a sus filas al serpentinero que lucía como el más destacado del mercado según MLB.com, a pesar de que nunca había jugado en la mejor liga del mundo de beisbol.
Para ganar la puja con las demás organizaciones, el club donde milita la superestrella Mookie Betts debió realizarle una oferta de contrato de 325 millones de dólares por 12 años que fue imposible de rechazar para él y su agente. La cifra representó la mayor cantidad garantizada jamás otorgada a un pitcher.
Por la expectativa que crearon los medios de comunicación en torno a su figura y la cantidad de dinero por la que fue firmado, se esperaba que el oriundo de Bizen, Japón, fuera dominante desde el día uno que se montara sobre el montículo en el Spring Training; no obstante, aunque en su primera apertura lució bastante bien, su nivel decayó considerablemente en las dos salidas subsiguientes.
El 06 de marzo, contra los Medias Blancas de Chicago, fue víctima de cinco carreras limpias y seis imparables en apenas 3.0 entradas de labor. A su vez, otorgó tres boletos y ponchó a cuatro.
Por otro lado, en su aparición más reciente, el pasado 13 de marzo, volvió a ser apaleado por los toleteros contrarios, esta vez de los Marineros de Seattle. Le conectaron ocho indiscutibles y añadió a su registro cuatro carreras limpias; además, caminó a un contrario y logró abanicar a siete.
Producto de ese par de deficientes actuaciones, Yamamoto empeoró exponencialmente sus estadísticas personales, al punto de acumular un promedio de carreras limpias permitidas de 8.38, 1.97 de WHIP, cuatro boletos y 14 ponches en 9.2 innings.
Está claro que aún no ha iniciado la temporada regular que es donde verdaderamente se probará si merecía, o no, el multimillonario contrato que firmó, aunque, a priori, ha dejado mucho qué desear.