El Día Mundial de la bicicleta se celebra el 3 de junio de cada año, gracias a una ley de las Naciones Unidas promulgada en 2018.
El objetivo principal de la celebración de este día es hacer que el transporte, como las bicicletas, sea más importante y utilizarlas para paliar la actual crisis mundial provocada por la contaminación y el cambio climático.
La pandemia de la COVID-19 minimizó el uso del transporte público, y miles de personas acudieron a otras formas de movilidad: la bicicleta. Su venta se ha disparado en todo el mundo, alcanzando hasta 5000%.
Esto ha tomado por sorpresa a las diferentes empresas que las manufacturan, debido a que sus líneas de producción han estado paralizadas durante los meses de confinamiento. El miedo de la población a los medios de transporte masivos, donde las posibilidades de contagio son mayores, trajo como consecuencia que en países como España, la demanda de bicicletas tuviera un incremento de 260%.
En ciudades como Roma, la autoridad municipal anunció que dará subvenciones directas para la compra de bicicletas o patinetes, con el objetivo de fomentar la movilidad sostenible y descongestionar el transporte público, en un momento en el que la distancia física sigue siendo necesaria.
La crisis desatada por la pandemia y las posteriores restricciones de movilidad que los ciudadanos han sufrido, han propiciado un fenómeno social que por los momentos sigue en aumento. Mientras no se consiga una solución inmediata para el Covid-19, las personas se verán obligadas cambiar su forma de movilizarse.
Puede ser que esta nueva cultura que apuesta a la movilización sostenible se mantenga, y disminuya las emisiones contaminantes a la atmósfera, propiciando el ejercicio y descongestionando las vías de comunicación.
Los beneficios del transporte sostenible son muchos. La salud de las personas y la del planeta, lo necesitan.