Ohtani, El Emperador del Jonrón: Dodgers Destrozan a Cleveland, Bajo la luz artificial del Progressive Field y con los truenos de la tormenta
Bajo la luz artificial del Progressive Field y con los truenos de la tormenta como telón de fondo, Los Angeles Dodgers volvieron a demostrar por qué son campeones. Con una ofensiva arrolladora y un Ohtani imponente, vencieron 9×5 a los Cleveland Guardians y se llevaron la serie.
Con esta victoria, los angelinos llegaron a 34 triunfos en 55 juegos, consolidándose como líderes indiscutibles del Oeste de la Nacional. Y aunque Cleveland luchó hasta el final, no tuvo respuesta ante el poder combinado de un lineup que parece despertar cada vez más.
El nombre del día fue claro: Shohei Ohtani. Bajo las luces de Cleveland, conectó su jonrón número 20 de la temporada —el primero en el partido—, ampliando su ventaja como líder jonronero de MLB sobre Aaron Judge y Kyle Schwarber.
Fue un batazo contundente, recto como una espada, lanzamiento inicial, bola rápida cortada mal ubicada… y castigo absoluto. La pelota viajó 362 pies con 104.5 MPH de salida, y marcó otro hit histórico: el 245 de su carrera, 78 con los Dodgers.
Pero más allá del bambinazo, Ohtani también brilló con dos bases, dos impulsadas y dos anotadas. MVP total. Líder en todo sentido
Sobre el montículo, Dustin May dio una lección de resiliencia. Cinco entradas, nueve ponches, tres carreras limpias. Su mejor actuación desde su regreso tras lesión. No solo dominó, sino que lo hizo con furia contenida, como quien dice: “Estoy de vuelta, y no vine a jugar”.
May, con récord ahora de 3-4 y efectividad de 4.20, mostró que puede ser pieza clave en la recta final. Y eso, para los Dodgers, es oro puro.
Si Ohtani abrió la puerta, Max Muncy la derribó de una patada. El tercera base conectó un jonrón tremendo en la novena entrada que sentenció el partido con tres carreras incluidas. Ya lleva cuatro vuelacercas en la campaña y 24 remolcadas.
Pero detrás de él, Michael Conforto también brilló con su tercer cuadrangular del año y Andy Pages siguió firme con dos hits claves, incluyendo uno tempranero que puso el primer punto en el marcador.
Cada parte del lineup funcionó como engranes de una máquina perfectamente aceitada.
Andy Pages sigue sumando partidos multihit y ya está igualado con Mookie Betts en el tercer puesto del equipo. Este martes, se fue de 5-2, con una impulsada y una carrera anotada. Pero más que eso: apareció cuando más se le necesitaba.
Desde el center field, Pages no solo defiende con solidez, sino que ataca con inteligencia. Con hombres en posición anotadora, su promedio es de .370. Eso no es casualidad. Es instinto de cazador.
José Ramírez, Gabriel Arias y Daniel Schneemann intentaron levantar cabeza. Este último conectó un jonrón de tres carreras que acercó a los locales, mientras Arias impulsó dos en la novena. Pero fue insuficiente.
Cleveland sigue buscando consistencia en su rotación y ofensiva. Aunque están segundos en su división, algo falta para alcanzar al nivel de los grandes. Y contra los Dodgers, esa diferencia quedó clara.
Este triunfo no fue casualidad. Fue parte de una racha sólida, de un equipo que sabe cómo ganar incluso sin sus figuras completas. Con Sasaki aún en recuperación y Ohtani todavía como DH, los Dodgers siguen invictos en su esencia: profundos, poderosos, precisos.
Y si esto es lo que hacen fuera de casa, imagínense lo que pueden lograr al regresar al Dodger Stadium, con su gente, con su energía y con su rey del plato liderando la carga.
No hay duda: este equipo tiene alma de campeón. Con Ohtani como faro, Pages como sorpresa constante, Muncy como roca y May como león liberado, los Dodgers siguen construyendo su camino hacia octubre.
Y mientras el verano avanza y los rivales tiemblan, una cosa queda clara: bajo el cielo azul de Los Ángeles, solo hay espacio para un destino. Y ese destino se llama gloria.