La Aficion descontenta con el futbol de la Jaiba Brava en el presente torneo y «Chima» Ruiz reflejan un distanciamiento con la hinchada.
El fútbol es pasión, pero también es negocio. Y cuando el cliente final, el aficionado, deja de consumir el producto, es momento de replantear la estrategia. La Jaiba Brava, otrora el equipo con la mejor asistencia en la Liga de Expansión MX, hoy se ha convertido en un conjunto más dentro del circuito. ¿La razón? Un estilo de juego que no convence, decisiones que generan dudas y una afición que exige más.
El fútbol es un deporte, sí, pero también es entretenimiento. Y en la Liga Expansión, donde no hay ascenso, el único incentivo para llenar estadios es el espectáculo.
El empate sin goles ante Celaya en la jornada 10 dejó un sabor amargo en la tribuna. No porque el equipo no corriera o no mostrara entrega, sino porque el espectáculo quedó a deber. Al final del partido, el grito de “¡Pantera, Pantera!” resonó en las gradas, un claro mensaje para el estratega celeste: la afición quiere ver más a su equipo ir al frente, más verticalidad, más intensidad.
Marco Antonio «Chima» Ruiz, al ser cuestionado sobre las críticas, fue claro:
“Respeto al aficionado, pero hay muchos con los que no concuerdo, no soy monedita de oro para caerles bien a todos.”
Un mensaje que, lejos de calmar las aguas, avivó el debate. Porque si bien es cierto que ningún entrenador puede complacer a todos, también lo es que el fútbol, como cualquier negocio, debe responder a las necesidades de su mercado. Y el mercado de la Jaiba Brava exige algo más que empates en casa.
Si el Tampico Madero fuera un producto, su principal atractivo sería la garra y la historia que lo respalda. Sin embargo, la venta se complica cuando el consumidor percibe que le están ofreciendo algo que no cumple sus expectativas. En el fútbol, los resultados importan, pero el cómo se consiguen es clave.
Hoy, la Jaiba Brava está en zona de liguilla, pero… ¿es suficiente? Ganarle al campeón y empatar con el subcampeón son argumentos que pueden sonar bien en conferencia de prensa, pero no sirven para llenar el estadio.
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La afición ya demostró que puede llenar el Estadio Tamaulipas, que puede ser fiel. Pero la pregunta es: ¿el equipo está listo para responder con la misma intensidad?
Contra Celaya, hubo momentos de peligro. Danilo Santacruz estuvo cerca, Adrián Garza tuvo un par de opciones, y el ingreso de Edu Pérez dio más profundidad. Pero al final, el gol nunca llegó. Y en el fútbol, como en cualquier historia épica, los héroes se miden por sus acciones, no por sus intenciones.
El Tampico Madero no puede darse el lujo de jugar con la paciencia de su afición. El fútbol, además de ser una pasión, es un espectáculo, y si el producto no satisface al cliente, este buscará otra opción.
La Jaiba Brava tiene dos caminos: aferrarse a la idea de que los resultados están llegando y esperar que la afición lo acepte, o dar un golpe de timón, ofrecer un juego más atractivo y devolverle a la gente la ilusión de ver a su equipo como protagonista.
El próximo partido contra Dorados será crucial. No solo porque los puntos son vitales, sino porque la afición quiere ver algo más que promesas. Quiere ver un equipo que, más allá del resultado, los haga vibrar de nuevo. Porque en el fútbol, como en la vida, la conexión con la gente lo es todo.
La pelota está en la cancha de «Chima» Ruiz. ¿Responderá al llamado o seguirá sin escuchar?