En cine cerca de mi, Ya esta aquí “Winnie the Pooh: Miel y Sangre”, un oportunista regreso sin vida al Bosque de los Cien Acres en Cinebox.
El anuncio de “Winnie the Pooh: Miel y Sangre”, del director Rhys Frake-Waterfield, provocó mucho revuelo: gracias a la liberación de los derechos intelectuales del personaje, ahora éste podía ser explotado de distintas maneras, entre ellas como un asesino serial hambriento de venganza. Aunque la idea en sí es interesante y bastante chistosa, el resultado final es tan desastroso como uno podría asumir por sus posters o publicidad: una pieza carente de alma cuyo único valor es burlarse del icónico osito, pero después de pasados cinco minutos de película ese chiste ya deja de ser gracioso.
Cuando Christopher Robin deja a Winnie the Pooh y sus amigos en el Bosque de los 100 acres para irse a la universidad, estos deben sobrevivir al hambre y la soledad. Poco a poco su lado más animal se apodera de ellos y juran cobrar venganza contra todo humano, especialmente contra el ahora adulto Christopher (Nikolai Leon). A la par, un grupo de amigas renta una cabaña en el bosque para despejar la mente, pero tienen la mala sorpresa de encontrarse en el camino de Piglet y Pooh.
Analizar la película en sus aspectos técnicos o historia sería darle más crédito del que merece. Fuera del morbo inicial provocado por ver a Winnie the Pooh matando gente, esta es una película genérica con dos terribles botargas masacrando a un grupo de chicas en un bosque, y sin siquiera el gore necesario para al menos hacerlo provocador, solo una serie de muertes genéricas que no provocan nada. Las terribles actuaciones, cortes abruptos sin sentido, secuencias de persecución y “suspenso” risibles, diálogos falsísimos y escenas gratuitas de mujeres semidesnudas no hacen más que empeorar la experiencia conforme avanza.
Esto no se debe a la evidente carencia de presupuesto; películas como la aterradora “Skinamarink” han demostrado la capacidad de sacar provecho incluso al financiamiento más bajo. La premisa en sí tampoco es un problema, pues proyectos con ideas aún más ridículas han dado resultados brillantes, como “Rubber”, una cinta sobre una llanta que explota cabezas con telequinesis. Se debe más bien a una completa carencia de amor por la película, un intento burdo de aprovecharse de un personaje conocido y sacar con él un producto sin nada que decir o expresar. Incluso la primera “Terrifier” de Damien Leone, con todas sus carencias, era admirable en su uso de los efectos prácticos para hacer retorcerse al público, aquí lo único que provocan las muertes es risa involuntaria.
Había varios caminos para hacer funcionar esta historia, y dudo que alguien vaya a verla esperando una obra maestra, pero ni siquiera ofrece una experiencia agradable al espectador, ni a nivel narrativo ni visual. Ni siquiera tiene esa cualidad de “The Room” o “Cats” de ser tan terrible que es entretenida, simplemente es tediosa y descuidada. Si buscas algo entretenido y sangriento para este fin de semana, “M3GAN” o “Terrifier 2” son opciones mucho mejores a las cuales recurrir.