Nuestras relaciones están estrechamente vinculadas a nuestro bienestar, y pueden influirnos de una manera útil e inútil.
Cuando decimos relaciones, nos referimos a todas las clases: con nuestros amigos, nuestras familias o nuestros profesores, ¡e incluso con nosotros mismos!
La evidencia de investigaciones muy diversas sugiere que tener lazos sociales fuertes se relaciona con una vida más larga. En cambio, la soledad y el aislamiento social se relacionan con problemas de salud, depresión y mayor riesgo de muerte temprana.
Según los estudios, tener relaciones sociales de distinto tipo podría ayudar a reducir el estrés y los riesgos relacionados con el corazón. Estas conexiones podrían mejorar su habilidad para combatir los gérmenes o ayudarle a tener una mejor actitud ante la vida. El contacto físico, desde tomarse de la mano hasta el sexo, puede liberar hormonas y sustancias químicas en el cerebro que no solo nos hacen sentir muy bien, sino que también tienen otros beneficios biológicos.
Tener buena salud mental ayuda al sujeto a sentirse capaz de realizar actividades dentro de la sociedad, ya que se siente seguro de sí mismo y su estado de ánimo se encuentra estable.
Las relaciones interpersonales mejoran cuando la persona se encuentra bien física y mentalmente, por lo que se hace más fácil la toma de decisiones.
Socializar forma parte de la vida, desde salir de casa y encontrarse al primer vecino, hasta pasar por una panadería y llegar a la oficina.
En este sentido, mantener una convivencia sana con otros, sirve para respetar sus opiniones y al mismo tiempo compartir las nuestras.
Es necesario buscar la compañía y el apoyo social, es decir, hay que hacer un esfuerzo por buscar esas cualidades emocionalmente sostenibles que nos dan las relaciones; como son: la sensación de que uno es amado, cuidado y escuchado; y cuando lo encuentres hay que hacer un esfuerzo por cultivar y preservar dichos vínculos.
Por otro lado, las interacciones sociales pueden mejorar la buena salud a través de una influencia positiva en los hábitos de vida saludable. Debido a que las personas que se vinculan con personas que no fuman, o que tienen una dieta equilibrada o hacen ejercicio regularmente; lo más probable es que también siga dichos hábitos.
Además, el apoyo social también puede tener efectos indirectos sobre la salud a través de un mejoramiento de la salud mental, porque reducen el impacto del estrés y fomentan el sentido de significado y propósito de nuestra vida.
Al contrario, la soledad puede afectar negativamente a la salud. Estas personas, pueden presentar patrones de sueño interrumpidos, presión arterial elevada y mayores índices de estrés. También puede afectar al sistema inmunológico y disminuir la sensación general de satisfacción. La soledad es también un factor de riesgo para el comportamiento antisocial, la depresión e incluso el suicidio.
En este sentido, las personas mayores son particularmente vulnerables. Sin embargo, si permanecen socialmente conectadas y con buenas amistades, seguramente:
Tendrán una mejor calidad de vida.
Estarán más satisfechos con su vida.
Tienen menos riesgo de padecer demencia o deterioro mental.
Necesitará menos ayuda interna.
Puede ser que nos centremos en viejos amigos y seamos incapaces de conocer gente nueva. También puede pasar al revés, que evitemos a las personas de nuestro pasado y queramos mezclarnos con gente que no te conozca demasiado. Es necesario pensar en el tipo de relaciones que nos gustaría tener, si fortalecer las que tenemos o hacer nuevas amistades.
Para fortalecer las conexiones que ya conoces, no dudes en llamarles o escribirles. También a través de las redes sociales. Piensa en los intereses comunes y empieza a compartir tu tiempo. Es necesario que cuidemos nuestras relaciones personales.