La navidad es una fecha en la que nos juntamos con nuestros familiares y seres queridos.

Son fechas de ilusión, ilusión para los pequeños de la familia y también ilusión para los adultos que disfrutan viendo la felicidad en los ojos de los más pequeños.

Sin embargo, en estas mismas fechas aumentan los problemas de salud mental (ansiedad, depresión, adicción, suicidios, etc.). En otras palabras, aumenta nuestro sufrimiento.

¿Cómo la familia puede contribuir a la salud mental?

Algunas de las acciones que, idealmente, se realizan en una familia funcional y que contribuyen al sano desarrollo mental de cada uno de sus integrantes, son las siguientes:

Compromiso: cada integrante del hogar colabora con las tareas y responsabilidades que se le han asignado previo acuerdo surgido del diálogo donde todos opinen y participen. 

Diálogo: es importante el intercambio de información, no solo para saber cómo se encuentra cada integrante de la familia, también en la resolución de posibles conflictos que pueden surgir. 

Inclusión: es de suma importancia escuchar a todos los miembros de la familia e integrarlos, fomentar que todos se involucren en la toma de decisiones y en las acciones que pueden realizar en conjunto. 

Disfrute: la celebración de momentos importantes y logros es un aspecto fundamental para demostrar afecto e incrementar los niveles de felicidad al convivir en familia. 

Solidaridad: apoyar en los momentos de dolor y dificultad es una de las muestras de cariño más grandes que se pueden recibir y dar en familia. En ocasiones solo basta con escuchar y acompañar al miembro que esté en problemas para reconfortarlo. 

Interés por el otro: conocer las amistades de los hijos, sus gustos, preferencias, hobbies y demás aspectos de la personalidad permite construir y reforzar la confianza. 

Este tipo de afectos y acciones convierten a la familia en uno de los mayores soportes de la salud mental de cada uno de sus integrantes

¿Cómo afectan las reuniones en la familia?

Podemos decir que nuestra familia, las personas que nos han cuidado y nos han apoyado en nuestro crecimiento, también son una fuente de tensión y de malestar psicológico. Parece que es contradictorio y que incluso está feo decir esto, pero ambas afirmaciones son ciertas. Las relaciones que se construyen entre los distintos miembros de la familia son complicadas, porque un sistema familiar es complicado. Y como dice la expresión popular, cada familia tiene sus problemas.

Si te fijas bien, seguro que en tu familia puedes observar:

  • Comportamientos o actitudes que son valorados o premiados (por ejemplo: tener un buen trabajo, ser una persona tranquila o ser popular con tus amigos)
  • Comportamientos o actitudes que son juzgados o rechazados (por ejemplo: no tener una pareja estable, ser una persona que evita los conflictos o ser una persona que se enfada a menudo)
  • Sensación de que estás muy disponible para tu familia y sin embargo ellos no te apoyan lo suficiente. O por el contrario, sensación de que te apoyan mucho y tú no estás lo suficientemente disponible para ellos.
  • Conflictos y alianzas entre los distintos miembros de la familia. Es decir, familiares que se llevan mejor entre ellos así como familiares que no se tragan.
  • Un miembro de la familia al que “se le ha puesto la cruz”
  • Patrones de comunicación familiar: una forma de celebrar cumpleaños o fiestas, una forma de hablar sobre los problemas, una forma de comunicarse entre padres e hijos, etc.

¿Qué puedo hacer para sobrellevar las reuniones familiares? 

Contamos con diferentes herramientas para poder defendernos en estas reuniones:

  • Tomar consciencia de las lealtades familiares: Poner atención en las normas que organizan a tu familia te permite tomar distancia y renunciar a roles que no quieres asumir. Para darnos cuenta de estas normas inconscientes suele ser necesaria la ayuda de un psicoterapeuta.
  • Poner límites a nuestra familia: Negarte a asumir responsabilidades que te cuelga la familia, frenar comentarios que te encasillan en cómo te percibe tu familia o evitar formar parte de alianzas y conflictos que se montan en tu familia durante estas cenas. Defender tu espacio dentro de la familia te aportará un lugar en el que respirar con más tranquilidad durante estas reuniones.

La comunicación asertiva será tu mejor aliada para poner estos límites. Consiste en expresar con firmeza lo que tú necesitas defendiendo tu espacio,  sin necesidad gritar o atacar pero sin menospreciar tu necesidad ante los demás.

  • Autocuidado: Cuidarnos durante estas fechas nos ayudará a estar más estables y relajados en las reuniones familiares. Para cuidarnos en estas fechas es importante:
    • Mantener unos hábitos saludables de alimentación, ejercicio y descanso
    • Cuidar nuestras relaciones sociales (amigos, pareja, etc.)
    • Tener cuidado con los excesos de comida y bebida en las reuniones
    • Realizar actividades que disfrutemos y/o nos ayuden a relajarnos (ver pelis que me gustan, dar un paseo para ver las luces navideñas, etc.).

 

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