Las desigualdades impiden el progreso para poner fin al Sida, conoce cuales son estas desigualdades en la lucha contra el sida. #IgualdaYa
Igualdad Ya fue el nombre que se le dio este año para celebrar el día de la lucha contra el sida
La ONU advierte sobre la desigualdad que hay en la lucha contra el sida, y como esta impide progresar
El ente propone acciones urgentes para abordar desigualdades de género, edad, financieras, entre otras.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) instó este jueves a enfrentar las desigualdades que impiden poner fin a la pandemia del Sida para el 2030.
Por medio de su informe Desigualdades Peligrosas, el ente propone un conjunto de acciones urgentes para abordar desigualdades de género, edad, financieras, entre otras.
«En este contexto, la única hoja de ruta eficaz para poner fin al sida, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y garantizar la salud, los derechos y la prosperidad compartida es una hoja de ruta
ONISIDA
Al respecto, el director de la oficina ONUSIDA con sede en la ciudad estadounidense de Nueva York, César Núñez, alertó que es oportuno recordar que el VIH no ha terminado.
El funcionario destacó tras el paso de la pandemia de Covid-19, ha bajado la inversión en programas de atención y prevención del VIH/Sida.
“Necesitamos del liderazgo y el compromiso político, pero un compromiso político que venga con presupuestos, con dinero, y un compromiso político que dirija recursos a la educación para la prevención”, subrayó.
Por su parte, la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, en su mensaje por el Día Mundial de Lucha contra el Sida subrayó que“debemos lograr la igualdad de las mujeres y las niñas para reducir sus riesgos respecto del VIH”.
La enfermedad se cobra una vida cada minuto
En 2021 se produjo la menor tasa de reducción de nuevas infecciones por VIH desde 2016.1 De hecho, en 38 países de todo el mundo se registra un incremento de nuevas infecciones por este virus. El año pasado, 1,5 millones de personas contrajeron el VIH, un millón más de lo que marcan los objetivos mundiales.
Las crisis coincidentes de la pandemia de COVID-19, la guerra en Ucrania y las repercusiones económicas de ambas han afectado a los servicios e incrementado los riesgos.
¿Cuáles son las desigualdades?
El acceso al tratamiento:
Una de las desigualdades más duras se da en el acceso al tratamiento para niños y adultos.
A escala mundial, solo el 52 % de los niños que viven con VIH están siguiendo un tratamiento que les salvará la vida, un porcentaje muy inferior al de los adultos que reciben antirretrovirales (76 %).
Esta disparidad tiene consecuencias mortales. En 2021, los niños solo representaban el 4 % de toda la población que vive con VIH, pero suponían el 15 % de todas las muertes relacionadas con el SIDA.
Cerrar la brecha en el tratamiento para niños salvará vidas.
El acceso a una buena educación sexual:
Una segunda desigualdad peligrosa tiene lugar en el acceso a la educación. A escala mundial, una adolescente o mujer joven contrae actualmente el VIH cada dos minutos.
La crisis de la COVID-19 interrumpió los servicios y la educación, lo que abre la posibilidad de que millones de niñas no regresen nunca a las aulas. Además, un repunte de los embarazos en adolescentes y la violencia por razón de género sitúa a muchas niñas en un mayor riesgo de contraer el VIH.
Seis de cada siete nuevas infecciones por VIH entre la población adolescente del África Subsahariana se dan entre las niñas.
El factor determinante es el poder permitir que las niñas sigan escolarizadas hasta que finalicen la educación secundaria reduce en un 50 % la vulnerabilidad a contraer el VIH.
La violación o incumplimiento de los derechos humanos:
Una tercera desigualdad que impide que se ponga fin al SIDA corresponde al cumplimiento de los derechos humanos. Más de 68 países siguen criminalizando las relaciones con el mismo sexo, lo que provoca que las personas tengan miedo de acudir a centros donde pueden recibir servicios de prevención, pruebas y tratamiento que podrían salvarles la vida y romper el ciclo de la infección.
Los hombres homosexuales y otros hombres que mantienen sexo con hombres tienen 28 veces más riesgos de contraer el VIH que los hombres adultos de entre 15 y 49 años en la población general. Las personas que se inyectan drogas tienen 35 veces más riesgo de adquirir el VIH que aquellos adultos que no lo hacen.
Las trabajadoras sexuales tienen 30 veces más riesgo que las mujeres adultas en la población general.
Las mujeres transgénero tienen 14 veces más riesgo que otras mujeres adultas.
Con demasiada frecuencia, las decisiones políticas agravan las desigualdades: Los países que criminalizan a poblaciones clave han avanzado menos en garantizar que dichas personas conozcan su situación y reciban un tratamiento eficaz con antirretrovirales que aquellos que evitan posturas criminalizadoras.
Igualdad ya
Para vencer al SIDA es necesario que los gobiernos concedan importancia a los derechos y la dignidad de todas las personas. La descriminalización salva y cambia vidas.
Sin embargo, el problema más grave es que el mundo no ha abordado adecuadamente las desigualdades que impulsan la pandemia de SIDA. Podemos poner fin al SIDA, pero solo lo lograremos si los líderes abordan con valentía las desigualdades que impiden el avance en este terreno.
Las comunidades de todo el mundo instan a los líderes a igualar el acceso al tratamiento, la prevención y los servicios sanitarios para el VIH, abordando la desigualdad de género y la masculinidad tóxica; cerrando la brecha en los tratamientos para niños y adultos; eliminando leyes discriminatorias y punitivas, y garantizado que todas las personas tengan acceso a la mejor ciencia y la mejor medicina, y que la respuesta al SIDA cuente con plenos recursos.
Las desigualdades están impidiendo que se ponga fin al SIDA.
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