El jugador de la NBA Magic Johnson anunció en noviembre de 1991 que padecía VIH. El deportista se convirtió en un signo de la lucha contra la enfermedad, de la que se desconocían sus orígenes. Al igual que Johnson, numerosos rostros populares anunciaron que eran seropositivos y ayudaron a romper el estigma unido a la enfermedad. El intérprete Freddie Mercury o la modelo Gia Carangi fallecieron a causa de lo que se denominó entonces como el virus más mortífero del siglo XX.
«Sida: La nueva peste del siglo XX». Bajo esta sentencia comenzaron los medios de comunicación de la época a hablar del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, como un virus de transmisión sexual. Y es que, en un primer momento, la enfermedad se asoció con hombres homosexuales, circunstancia que condujo a la estigmatización del colectivo.
Fue más tarde cuando se supo que el virus se transmitía mediante el contacto directo con fluidos corporales infectados, de modo que el riesgo alcanzaba a buena parte de la sociedad. El sida se convirtió en una de las causas de mayor mortalidad a nivel mundial durante aquella época y se referían a ella como la epidemia del siglo XX. Las cifras de afectados ascendían a millones y aunque en un principio los pacientes escondían los síntomas de la enfermedad por miedo al rechazo, el VIH comenzaría a saltar a la palestra mediática a través de rostros conocidos que anunciaron que sufrían la enfermedad.
Fue en noviembre de 1991 cuando el jugador de baloncesto estadounidense Magic Johnson reveló en una rueda de prensa que padecía sida, siendo el primer deportista seropositivo de la NBA. El que fuera miembro del Dream Team fue una de las primeras personalidades que anunció que había contraído el virus más mortífero de la década.
Gracias a las campañas de apoyo a las víctimas, tanto de la enfermedad como del aislamiento al que las sometía la sociedad, que emprendieron personajes como la actriz Elizabeth Taylor o Lady Di, comenzó a romperse el tabú que rodeaba al sida.
En la década de los ochenta, el sida era una enfermedad de origen desconocido de la que poco se sabía pero que, debido a la alta mortalidad de quienes la padecían, los enfermos sufrían rechazo por parte del resto de la población. Cuando en 1984 el actor estadounidense Rock Hudson rodaba la serie televisiva Dinastía, solo unos pocos conocían que sufría la enfermedad, entre ellos, el matrimonio Reagan. El intérprete había decidido esconderlo en el set de rodaje para continuar con su trabajo.
La última aparición pública de Hudson fue durante un homenaje a la artista Doris Day. Ante la especulación de los medios de comunicación sobre su estado de salud tras sufrir un desmayo en un hotel parisino, Hudson envió un comunicado en el que desvelaba que padecía un cáncer de hígado inoperable. Pese al comunicado, los rumores sobre su salud no cesaron y ante la presión social, Hudson se vio obligado a anunciar públicamente que tenía sida.
Esta declaración lo convirtió en un icono de la lucha contra el sida. El galán de Hollywood falleció a los 59 años. Tras la muerte de Hudson, la opinión pública sentenció que su enfermedad se debía a su homosexualidad y a su gusto por “frecuentar ambientes turbios”.
Aunque en el caso de Hudson no se confirmó, la supermodelo estadounidense Gia Carangi era una de las famosas que reinaba en los clubs nocturnos de Nueva York, donde el consumo de heroína estaba a la orden del día. Su adicción era tan fuerte que fue despedida de la agencia donde trabajaba por las marcas de sus brazos.
La top model ganó una gran fortuna con su trabajo que derrochó, viéndose en la ruina absoluta. Carangi ejerció la prostitución para poder mantener su adicción y sufrió abusos sexuales. La joven había tocado fondo y se refugió en su madre. Fue en 1984 cuando ingresó en un centro médico por neumonía y allí descubrieron que había contraído el VIH. La joven falleció a los 26 años de edad.
«Probablemente ya sabéis lo que os voy a decir, sabéis lo que padezco”. Así confesó el intérprete tanzano Freddie Mercury a sus compañeros del grupo Queen que era seropositivo. A principios de 1987 se encontraba en un buen momento profesional, sin embargo, en el terreno personal Mercury no gozaba de la misma suerte, pues le llegaría un diagnóstico que lo cambiaría todo.
En abril de 1987 y tras conocer que muchos de sus amantes habían perecido a causa del sida, decidió realizarse unas pruebas médicas que confirmarían el peor de los presagios. A pesar de las especulaciones y la filtración de la noticia a la prensa, el vocalista continuó con sus proyectos laborales hasta que se cercioró de la gravedad de la enfermedad. La confirmación de que padecía el virus se realizó mediante un comunicado el 23 de noviembre de 1991 y un día después, el mundo de la música despedía a uno de los referentes del pop rock.
Las acciones promovidas por el Doctor Jorge Sebastián Hernández Rodríguez, Jefe del departamento de prevención y control del VIH/SIDA- ITS, podrían ayudarte a tener una idea más clara de aceptación.
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