Elizabeth Truss, o convocó Liz Truss, como se la conoce en Inglaterra.
La primera ministra de Gran Bretaña ungida por la reina Isabel II previo a su muerte en el castillo escocés de Balmoral, refrendada después por el monarca Carlos.
Se opuso al referéndum de 2016 para renunciar a la Alianza Europea, y después se ha convertido en una ferviente evangelizadora como secretaria de Negocio de su entecesor Boris Johnson.
Su velocidad ideológica (los críticos la llaman oportunista), la impulsó a la cumbre de la política del Reino Unido.
No puso con la nefasta crisis económica que golpea al Reino Unido: al Brexit se suman los coletazos de la postpandemia y la guerra en Ucrania.
Que parece dividido entre el quiero de un nuevo inicio y el arrepentimiento por haber desechado a su extravagante antepasado.
Salida
Truss tiene poco del carisma que Johnson sumo demostrar. No obstante, escaló las filas del partido con lo cual sus compañeros de trabajo describieron como costo, empuje y antojo por la política disruptiva. Y una vez que su ex líder se metió en inconvenientes tras una secuencia de escándalos, ella se posicionó hábilmente -sin romper jamás públicamente- como una opción de línea tiesa.
“Estaba dispuesta a correr peligros y mencionar el tipo de cosas que otras personas no estaban dispuestas a mencionar. Algunas veces, aquello le funcionó, otras veces, la lastimó”, describió el politólogo Marc Stears, que ha sido su tutor en Oxford. De ahí que se la comparara muchas veces con Margaret Thatcher, la primera dama primera ministra de Gran Bretaña en 1979, a lo largo de un lapso de problemas económicas semejantes a las recientes.
Un cuadro frente al cual, Truss arribó con propuestas: su prioridad económica era minimizar impuestos, una medida que, según ella, reactivaría una economía estancada y ayudaría a los individuos con la suba vertiginosa de las facturas de energía. Los equipamientos de Truss propuso la iniciativa de minimizar el Impuesto al Valor Agregado en un 5%, y cortar el impuesto sobre la renta para contribuir a los presupuestos parientes.
Sin embargo, existió un escepticismo destacable sobre las propuestas de Truss de recortes de impuestos como contestación a la crisis de los precios de la energía, que benefició a los elevados ingresos y no ayudó nada a esos que están sujetas a pensiones o beneficios.
Planes
Los planes de Truss ha para la estabilidad social y la atención médica, en especial dada la crisis en el servicio de salud y la expectativa generalizada de que las cosas empeorarán mucho en el invierno, fueron inexistentes.
Además, su política exterior ha sido bastante más de lo mismo, ya que Truss lideró bajo Johnson la interacción con la UE. Se esperaba un apoyo vehemente para Ucrania, y una presión al mandatario francés, Emmanuel Macron, algo que concluyó sucediendo y le rebotó.
Sin embargo, con muchos frentes abiertos, la guerra comercial en su patio trasero, la complicó. Ahora deja tras una breve estancia el número 10 de Downing Street, la residencia oficial del primer ministro del Reino Unido.
Las empresas pequeñas, en especial las que consumen mucha energía, advierten sobre cierres generalizados a lo largo del invierno, debido a que no van a poder abonar sus facturas.
El América, con este resultado, siete victorias al hilo y ocho sin conocer la derrota.