La Plaza Garibaldi, localizado en la parte norte del centro de la metrópoli, en los parámetros que entienden a el sector monumental.
Historias de amor y desamor son contadas al ritmo de la música vernácula, en un escenario al aire libre ubicado en el centro de la ciudad.
Las canciones de José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Jorge Negrete, Lucha Villa, Vicente Fernández y Lola Beltrán, retumban en las gargantas de los mariachis de la Plaza Garibaldi, que ya hace bastante más de 80 años, han musicalizado las noches de juerga de los citadinos
Garibaldi, localizado en la parte norte del centro de la metrópoli, en los parámetros que entienden a el sector monumental histórica, es un espacio cuyos inicios datan de la era prehispánica, una vez que el barrio era nombrado Texcatzoncátl y formaba parte de Tenochtitlán. a partir de esos tiempos, se contaba con una plaza central que se conservó a lo largo de la colonia, la cual era exitosa como la Plazuela del Jardín
La historia del característico ambiente festivo de Garibaldi que conocemos en la actualidad, inició a gestarse a inicios del siglo XIX, una vez que cerca de la plaza se establecieron las primeras pulquerías que expendían el aguamiel fermentado por medio de mostradores. De esta forma, se otorgó inicio a la tradición del consumo de bebidas embriagantes en este espacio público, misma que ha sido prohibida recientemente
El principio del siglo XX entregó paso a la llegada de ferias clásicos que se establecían temporalmente cerca de un quiosco ubicado sobre la Plazuela del Jardín, que seguía fungiendo como patio de las pulquerías que ya habían adquirido cierto renombre y eran famosas entre los citadinos. A lo largo de este mismo siglo, en el año de 1921, la plaza ha cambiado su nombre al que conocemos en la actualidad, en honor al Guissepe Garibaldi, un militar y político italiano que en 1911 se juntó a las filas del batallón maderista
Ya bajo el nombre de Plaza Garibaldi, el sitio vivió el más grande evento de su historia: en 1931 se autorizó al Mariachi de Cirilo Marmolejo -conjunto musical que impuso el traje de charro- establecerse sobre la plaza. A partir de entonces se puede ir al sitio para rentar los servicios de los equipos, o costear unos centenares de pesos para que allí sean interpretados los temas musicales
Después, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, la imagen del charro mexicano se difundió internacionalmente debido a la industria del cine, creciendo de esta forma la popularidad de la plaza que ya era conocida como el centro de la melodía vernácula en la Ciudad de México
En la actualidad la Plaza Garibaldi, rehabilitada y remodelada en 2008 como parte de los festejos del centenario de la Revolución Mexicana, continúa siendo un escenario al viento independiente en el cual resuenan las historias de amor y desamor, narradas por las voces aguardentosas que siguen los acordes de la canción vernácula mexicana, protagonizada por los mariachis, ubicados en 2011 como Patrimonio Inmaterial de la raza humana.