Galardonado con numerosos premios, el Museo de Memoria y Tolerancia se ha vuelto ícono de la Ciudad de México no sólo por su arquitectura e integración al entorno, sino por fomentar una cultura de respeto a los otros.
Desde la filosofía “Recordar no es mirar hacia atrás, más bien es ofrecer un paso hacia delante” nace el Museo Memoria y Tolerancia, diseñado por Arditti + RDT Arquitectos
La construcción está en la Plaza Juárez, en el centro histórico de la Ciudad de México. Una obra cuyo objetivo pretende que el visitante comprenda de la historia, reflexione sobre nuestro papel en el planeta, para al final actuar en favor de la sociedad de la cual formamos parte de forma íntegra y consciente. Su fin primordial es promover la tolerancia por medio de la memoria histórica y enseñar que las diferencias no destruyen, sino, por otro lado, complementan. La enseñanza, como instrumento de meditación, es lo cual inspira a la construcción de este sitio
El museo aspira a dar a conocer en la sociedad mexicana el costo y el valor de la tolerancia y la aprobación de la variedad desde la exposición del Holocausto y otros genocidios étnicos. Por dicho fundamento, asume un compromiso con la sociedad, empero además con el medioambiente, aferrándose a valores de conciencia sostenible que pretenden transmitir del mismo modo el balance y el respeto que le debemos a nuestro mundo. Es tal cual, que la concepción física del inmueble se relaciona formalmente, reforzando el contenido del mismo por medio del área museográfica
El recorrido empieza en el sexto piso con una exposición lineal dividida en 2 piezas troncales: “Memoria” y “Tolerancia”. En forma de transición, estamos con el “Memorial de los niños”, flotando sobre el enorme atrio y materializado en un cubo de doble elevación de corian; tiene en su interior una cascada de 20 mil lágrimas de cristal suspendidas que, iluminadas por la luz natural, buscan inmortalizar a 2 millones de chicos como el potencial perdido. Dicho volumen está recubierto por una piel exterior diseñada por el artista holandés Jan Hendrix, representando desde calados; la hoja de olivo en blanco como signo de tranquilidad y armonía
Este museo es un inmueble con un sello vanguardista que convive en armonía con su ámbito urbano, incluido al entorno histórico del centro de la Ciudad de México, consiguiendo un lenguaje arquitectónico propio que responde a su etapa
El desafío del despacho Arditti + RDT Arquitectos ha sido lograr diseñar un inmueble de calidad que compita en todo el mundo y que contemple a partir de su concepción, las particularidades que implica la temática de este museo tan particular. Diseñar para la gente, comprometerse con el ambiente y hacer eficientes los recursos fueron varias de las conjeturas que gestaron dicho plan
Referente a la materialización de la obra, la obra se sostiene con una composición mixta de concreto armado y acero, pudiendo como consecuencia 6 niveles: 3 museográficos, dedicados a exhibiciones permanentes (“Memoria” y “Tolerancia”) y los 3 restantes complementarios; además cuenta con un sótano de instalaciones, servicios y un área dedicada a los chicos. Está compuesto primordialmente, de materiales como el concreto aparente, la cantera negra, la madera y el cristal. Minimizar al mínimo el efecto sobre la huella de carbono ha sido un punto destacado, por lo cual se consideraron materiales regionales y de bajo mantenimiento que envejezcan noblemente con el paso del tiempo.