Tom Cruise se erige como el último bastión del ‘blockbuster’ de acción tradicional en salas y presenta la secuela de Top Gun.
Cuenta Héctor Gramo. Barnés que la cultura gerontófoba de Silicon Valley alarga sus tentáculos ya fuera de las organizaciones tecnológicas. Desde los 35 años se da por hecho que un trabajador es un mueble, incapaz de innovar, de estar al día. La industria ‘tech’ tan solo sigue la estela de muchas otras pioneras en esto de abominar —temer, más bien— el paso del tiempo. La moda, el cine, la televisión y ahora el mercado de influencias, ‘instagrammers’, ‘tiktokers’ y variaciones promueven referentes insultantemente adolescentes a los que queman a la rapidez del hexano
Un tipo sin oficio ni beneficio le espetaba una ráfaga de “vieja” como agravio a una concursante de 40 años. La patología de la adolescencia, mencionan. De la idiocracia, además
Tom Cruise retoma el papel de Maverick que el actor ha presentado este miércoles en la parte de ‘premières’ de la 75.ª versión del Festival de Cannes
Con el ‘boulevard’ de La Croissette impracticable por la afluencia de admiradores y curiosos que se han arremolinado alrededor del Palais des Festivals, Cruise ha traído a la «catedral del cine» de creador lo cual pretende ser el enorme ‘blockbuster’ de la temporada —en España se estrena el próximo 27 de mayo—, una secuela diseñada para que el actor de 60 años demuestre que los ‘viejos’ —dicha este vocablo con cada una de las comillas del mundo— además pilotan cazas, además enseñan abdominales y además follan, con disculpas
Hollywood muestra otra vez que ni siquiera en un filme sobre vitalidad en la madurez tolera que el interés afectuoso del personaje primordial sea una dama de 60 años que no cumple el canon de belleza usual. Por esa razón, en esta situación, la reemplaza Jennifer Connelly.