Previo a la enfermedad pandémica, era raro que un estreno de Marvel no se disparara por arriba de los 1.000 millones de dólares recaudados en la taquilla mundial. De toda la Etapa 3, por cierto, únicamente Médico Strange y Ant-Man and The Wasp se quedaron por debajo de los 700 millones, que podrían considerarse un pinchazo solamente comparativamente con los alrededor de 3.000 millones de Avengers: Endgame, la segunda cinta más rentable de la historia.
Tras el parón obligatorio de 2020, que pospuso el estreno de Black Widow de forma exasperante -luego ya nos hemos proporcionado cuenta de que no era para tanto, sin embargo en el ínterin ha sido una molestia-, la franquicia de los superhéroes ha regresado a los cines, se ha desdoblado en un puñado de series en Disney+, y la Etapa 4 ha comenzado a andar, empero algo no funciona como previamente: la taquilla rinde hoy al grado del primer Capitán América, la cinta menos vista de la saga sin contar dicha cosa rara de Hulk. Y, por primera ocasión, hay un acuerdo entre críticos y admiradores en que Eternals (estrenada hace un mes) es la peor entrega de la franquicia. En Rotten Tomatoes, el medidor de afectos más borde de internet, su nota roza el suspenso.
Por consiguiente, es legítimo preguntarse si el Marvel Cinematic Universe está yendo por mal camino. No se trata tanto de las ganancias, sino de la sensación de que la nueva historia no finaliza de definirse: entre los admiradores flota la sensación -a juzgar por los estudios volcados en la red- de que algo se tuerce o, dicho en jerga marveliana, que la historia se está yendo por un ramal incorrecto del multiverso.
Y para que se reencauce, la carga recae este viernes en el estreno de Spider-Man: No way home, donde debe comenzar a intuirse de forma clara cuál es la siguiente enorme amenaza sobre la Tierra, y contra qué clase de villanos se afrontan los héroes.