Para despedir a Vicente Fernández en la Arena VFG, los organizadores de su sepelio han pedido a los amantes de su canción algo que rompe con la mística: prohibido el tequila. La bebida que ha en compañía la trayectoria del último capataz del mariachi está negada en su territorio, Jalisco. Sin embargo sus más devotos no tienen la posibilidad de resistirse. Antonio Castorena, de 43 años, arribó al velorio del astro de la melodía ranchera a las 3:00 de la mañana del lunes para cantar varias canciones y ha podido lograr una botella Jimador para deleitarse con La ley del cerro.
“Lo que más me gustaba era su voz, era recia, profundo. Una vez que él cantaba sonaba México. Se nos permanecen yendo los ídolos de la melodía, por el momento no nos queda nadie. Con él fallece el último ídolo”, dice Castorena, un profesional de la batalla independiente ya retirado. Con él vienen su mujer Araceli Beas y sus hijos menores de edad. Hoy faltaron a clases ya que, aseguran, se debe despedir al monarca de el núcleo familiar. “Unos niños trajeron quién sabe cómo una botellita y estuvimos a tomando un shot. Nuestra iniciativa era solo advenir un momento e irnos, empero nos quedaremos hasta que nos corran”, añade Beas.
Lentamente corrió la noticia de su muerte, los bares y restaurantes comenzaron a colocar sus superiores éxitos. El régimen mexicano ofertó a el núcleo familiar un homenaje por lo elevado en el Palacio de Preciosas Artes, como además lo tuvo Juan Gabriel.
No obstante, el héroe del poblado debía despedirse en el hogar. Los parientes determinaron llevar el cuerpo humano de Fernández a vivienda, en Jalisco. Sus restos fueron velados a partir de la noche del domingo en el recinto de espectáculos, a unos metros del rancho familiar Los 3 Potrillos, en Tlajomulco de Zúñiga a unos kilómetros de Guadalajara.