Centenares de residentes se congregaron el sábado en las calles de Iquique, en el norte de Chile, en una manifestación contra la inmigración irregular en esa zona. Los participantes quemaron pertenencias de los migrantes, en su mayoría venezolanos, un día después de un desalojo gubernamental generó controversia en el país sudamericano.
La manifestación transcurrió por algunas de las calles principales de esa ciudad de 200.000 habitantes, a 1.800 kilómetros de la capital chilena y adonde llegan numerosos migrantes, principalmente de Venezuela y Colombia, que ingresan de forma irregular por las porosas fronteras del desierto chileno.
Durante la marcha, que fue retransmitida por las televisoras locales, se mostraron pancartas en las que se leía “Cierre de fronteras ahora” o “No más inmigrantes indeseables” junto a oleadas de banderas chilenas. Además, en algunos casos, los manifestantes hicieron barricadas en las que se quemaron las posesiones de algunos migrantes que viven instalados en carpas en las calles.
La manifestación se produce apenas unas horas después de que la policía chilena desalojara a centenares de migrantes de una céntrica plaza pública de la ciudad, en un movimiento que ha sido criticado por algunos sectores sociales y políticos.
La plaza, que había sido declarada en riesgo sanitario, fue ocupada durante meses por sucesivas familias, muchas con menores y bebés, a la espera de poder trasladarse a la capital chilena u otras partes del país en busca de trabajo y vivienda.