La erupción volcánica que inició en la tarde de este 19 de septiembre y que ya cumplirá 24 horas en La Palma, España, obligó a evacuar a más de 5.000 personas, y dejó un clima desolador en cuanto a infraestructura.
Este suceso, supone “una verdadera catástrofe”, dado el “deterioro de la convivencia” que genera en la isla por la interrupción de su vida normal, advirtió Antonio Rico, presidente de la Cruz Roja Española en Canarias.
El representante de la organización humanitaria, se congratuló que este fenómeno geológico no ha causado pérdidas humanas, pero subrayó que provocará secuelas “psicológicas y emocionales” en la población afectada.
La erupción hasta el momento ha emitido a la atmósfera entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias de dióxido de azufre (SO2). Según la primera estimación del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), destruyó todo tipo de estructura a su paso.
Mientras tanto la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español desplegó al lugar 67 miembros y 30 vehículos.
Así mismo pidió que “el bienestar de las víctimas no se deje de lado en favor de la equívoca preocupación por la reputación de la Iglesia como institución”.