Para entender cómo los científicos llegaron a estas conclusiones, es necesario remontarse al 9 de abril de 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud publicó un documento que definiría las reglas del juego.
La vacuna contra el sarampión evita la infección de esta enfermedad.
Otros productos no son capaces de detener la infección en sí, pero evitan que evolucione y afecte demasiado al organismo, lo que requeriría hospitalización y atención médica especializada.
La pandemia, por supuesto, trajo algunos desafíos adicionales a la carrera científica: la humanidad necesitaba una solución rápida. No era factible esperar años para el desarrollo de una vacuna.
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La otra opción sería evaluar el poder de las vacunas frente a las condiciones más graves, que requieren hospitalización y suponen mayor riesgo de muerte.
Cada farmacéutica y cada centro de investigación estableció sus propios criterios para enmarcar lo que sería una sospecha de infección por coronavirus.
Observaciones paralelas
Para demostrar su seguridad y eficacia, cada nueva vacuna se somete a un verdadero rito científico, que implica una serie de pasos.
«Todo comienza con experimentos en cultivos de células animales, donde vemos si las moléculas tienen potencial para funcionar en humanos», explica el doctor Jorge Kalil, profesor de inmunología clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo.
Con aproximadamente 8,8 millones de habitantes, Israel fue el primer país del mundo en iniciar y expandir rápidamente una campaña de vacunación contra la covid-19.
«El país se ha convertido en un caso de estudio perfecto, ya que está utilizando la misma vacuna en toda la población y aplicando las dosis a un ritmo muy rápido», señala Pasternak.
Hay un ingrediente adicional que exige campañas de inmunización aún más rápidas: el descubrimiento de nuevas variantes del coronavirus.
Ya se sabe que estas versiones del agente infeccioso se propagan con mayor facilidad y que incluso pueden afectar a personas que ya tuvieron la enfermedad en los meses anteriores.