La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, que son grandes vasos por los que circula la sangre en el organismo. Se considera que la persona presenta hipertensión cuando su tensión arterial es demasiado elevada.
América Latina es una de las regiones de mayor crecimiento de la población con hipertensión y sigue en aumento, según especialistas en la materia se estima que para el año 2025 la cifra de hipertensos crezca en un 60%.
Esta patología crónica es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad. Puede estar asociada a problemas hereditarios, pero no necesariamente.
Generalmente requiere una medición de la presión arterial, en la que se utiliza un tensiómetro, este revela los niveles de tensión sin generar ningún dolor y es la forma más rápida y efectiva.
Existen otras pruebas como es el caso del holter de presión arterial, evaluaciones exhaustivas donde se estudie la edad cronológica del paciente, los niveles de colesterol, si es diabético, fumador, etc. Todos estos se acompañan de un electrocardiograma.
Un chequeo regular y tomar todas las prevenciones es la principal herramienta para evitar un daño en el corazón.
Existen dos rangos a tomas en cuenta, la presión arterial normal y la normal-alta. En la primera los niveles máximos se encuentran entre 120-129 mmHg y la diastólica (minima) entre 80-84 mmHg. Mientras en la presión arterial normal-alta se estima entre 130-139 mmHg t de la mínima entre 80/89 mmHg.
En algunas personas esta enfermedad puede ser silenciosa, pero en otras puede darse subidas repentinas de tensión generando fuertes dolores de cabeza, congestión del rostro, nauseas, vómitos y fallas en la visión.
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