Es pronto para determinar la cifra de pérdidas a nivel mundial relacionadas con fraudes internos durante la pandemia. “Lo más importantes es que surge la necesidad de reforzar los controles, procesos y las asesorías legales, para hacer frente a los factores de riesgo”.
Así lo dijo la abogada Mariela Parra, especialista en Derecho Penal, Compliance y Riesgos Penales Corporativos.
La naturaleza del fraude está determinada por el contexto y el tipo de crisis por la que atraviesa la organización, como descontrol por los nuevos procesos laborales a distancia, horarios improvisados, la posibilidad de sacar archivos internos de las empresas para trasladar a los hogares, entre otros factores.
Las nuevas prácticas adoptadas sin controles y de forma improvisada, son caldo de cultivo para estafas corporativas, robo de información, filtración de datos, fraudes digitales, operaciones online no verificadas, incremento artificial de valoraciones, manipulación de estados financieros y hasta suplantación de identidad.
En connivencia con otros actores internos, desde vendedores, hasta miembros del equipo de finanzas y contabilidad, dijo Parra
Los empresarios inteligentes, se caracterizan por identificar las necesidades del mercado a largo plazo y prever los cambios regulatorios inminentes que impactarán su negocio, aquellos que se anticipen e implementen programas de prevención de delitos, asesorías legales internacionales, tendrán el camino allanado y les impactará menos los ritmos vertiginosos de los cambios.