Recuerdo aquel tiempo como un momento de enorme obscuridad, de gran sufrimiento. No quería comer, solo estar en mi cuarto. Nada me interesaba y solo quería morir, y así estuve por dos años”. Parece increíble, pues contrastaba hoy con la persona que soy, me siento bien y con ganas de vivr y soy feliz. “No sé qué hubiera pasado, si mi familia no me hubiera llevado con aquella doctora”. “No deseaba ir, argumentaba que yo no estaba loco, por el hecho de sentir ese dolor”. Finalmente accedí, y la doctora diagnostico mi situación como un trastorno del estado del ánimo trifásico, dela mente, del cuerpo y del alma.
Lo cierto es que la depresión no tiene edad, ni estatus social, ni religión, para hacerse presente, pero existen estadísticas que indican que las personas vulnerables a padecerlas, son aquellas que se encuentran alrededor de los 20 a 30 años, aunque muchos de los síntomas aparecen en la adolescencia, los han tomado como algo normal de la etapa que están transitando. Debemos tener en cuenta que la depresión es totalmente diferente al sentimiento de tristeza, muchos de nosotros hemos mencionado, algunas o muchas veces “hoy estoy deprimida o deprimido” pero la verdad es que solamente estamos experimentando una emoción de tristeza, la cual es pasajera.
Si mi familia no hubiera estado al pendiente, comento la doctora, mi desenlace pudo ser fatal, porque la depresión es una enfermedad progresiva y mortal. También comento que existen varios tipos de depresiones, son diagnosticadas como: episodio depresivo unipolar, depresión mayor, distimia, depresión bipolar, depresión psicopática, depresión atípica, trastorno afectivo estacional. Cada una son tratada de diferentes maneras dependiendo de la persona que la padezca, debido a que existen comportamientos diferente para un mismo diagnóstico, algunos pueden necesitar terapia psicológica centrada en el paciente por un tiempo considerado de acuerdo al especialista y la mejoría del paciente, medicación a corto, mediano o largo plazo. Los familiares y las personas que los rodean también deben realizar terapia para poder entender el comportamiento de su ser querido, al mismo tiempo aprenderán a cooperar en su recuperación, aprender a vivir con un nuevo modelo mental y modificar sus creencias que refuerzan los síntomas característicos del episodio